La horrible cruzada de un juez homófobo contra una familia de dos mamás

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ferrin calamita homofobia madres lesbianas
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Es una de las historias más surrealistas que hemos escuchado últimamente.

Tenemos que situarnos en el año 2006, cuando una pareja de lesbiana felices y enamorada, Vanesa de las Heras y Susana Meseguer, daba la bienvenida a su pequeña hija en Murcia. Como no se habían casado antes de tenerla, era necesario pasar por un trámite legal: la madre no gestante debía adoptar a la hija que habían tenido. 

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Un trámite que ya muchas familias homoparentales habían realizado sin problemas, pero esta familia tuvo la mala suerte de encontrarse con un juez en el juzgado de familias cuya homofobia era mucho mayor que su profesionalidad: Ferrín Calamita.

A él simplemente no le parecía bien la diversidad familiar y que una niña tuviera dos madres que la amaban le parecía descabellado, así que hizo todo lo posible por obstaculizar la adopción de la madre no gestante.

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A través de un montón de recursos judiciales que no tenían sentido, como un examen a la madre gestante, el nombramiento de un defensor judicial para la bebé (no exigido por la ley), revisiones psicológicas a las madres y preguntas muy inadecuadas y lesbófobas, Calamita obstaculizó por años la adopción.

En 2008 las madres lo denunciaron por clara homofobia y fue inhabilitado por dos años y tres meses y condenado a pagar 6 mil euros de indeminización.

Calamita presentó un recurso ante el Tribunal Supremo pero fue peor para él ya que fue inhabilitado por diez años (y pocos me parecen para una persona que usa la ley con el fin de hacer daño a una familia).

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El tema no quedó ahí y Calamita empezó a desempeñar el papel de víctima, rodeándose de agrupaciones esperpénticas en lo que a intolerancia y ataques a los derechos LGTB se refiere como Hazte Oír, y publicó un libro en 2012: Yo, víctima de la cristofobia: El calvario de un juez católico por cumplir la ley en España. Sí, muy heavy…

Bueno, pues la historia no termina ahí, porque Calamita sigue OBSESIONADO con esta familia, y hace unas semanas publicó una carta en un periódico (La Opinión de Murcia) dirigido a la esa bebé, hija de Susana y Vanesa:

Si no recuerdo mal, naciste en febrero de 2006, por lo que ahora tendrás 14 años. No nos conocemos personalmente. Yo fui el juez de Familia de Murcia que tramitó la solicitud de adopción presentada en mayo de 2006 por Vanesa, basada en el hecho de ser cónyuge de tu madre, Susana, como si ese solo dato le otorgase un derecho absoluto a la adopción, que no existe y sí el tuyo, al desarrollo armónico de tu personalidad.

Ha llegado a mi conocimiento recientemente que se han divorciado y que te han abandonado y entregado a los servicios sociales. Lo siento mucho. El tiempo me ha venido a dar la razón, por desgracia. He hecho gestiones para averiguar tu paradero, pero lógicamente no me han facilitado ningún dato en ese organismo de la Consejería de la CARM que ahora se llama de Familias y LGTBI.

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El caso es que tienes ya más de doce años. Que sepas que tienes derecho a ser oída por un juez y que, cuando cumplas los 16, puedes instar la emancipación o habilitación de edad, y ejercitar acciones legales acto seguido contra el Estado y/o la CARM -y contra tus dos ‘mamás’.

A tu disposición para lo que te pueda ayudar, tanto en lo personal como en lo profesional jurídico. Se ha menoscabado tu dignidad y tus derechos básicos como persona, sujeto de derechos. Una grave injusticia.

Sí, vomitivo, sobre todo porque esa niña no ha sido «entregada» a servicios sociales. Las madres de la ahora adolescente están divorciadas, como muchas otras familias, pero por supuesto siguen haciéndose cargo de su hija y compartiendo la custodia de la niña que tiene a sus dos madres y sus dos respectivos hogares.

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El nivel de acoso de este señor es deleznable. Una de las mamás escribió al periódico: «Esto es totalmente falso», dice estar «cansada de que esta persona nos siga molestando». «La niña está con nosotras, en casa, con sus dos madres», ha sentenciado.

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