Madres lesbianas se unen en Perú para ser reconocidas como madres de sus hijos

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Karenina Álvarez y Morayma Rejas

Hace 15 años esto mismo sucedía en España. Era triste a la vez que indignante. Injusto.

Y lo más triste es que sigue sucediendo en la mayoría de los países del mundo. Que tú, una mujer lesbiana, decides tener un hijo con tu pareja, otra mujer.

La emoción y los nervios del tratamiento, la alegría de un positivo en el test de embarazo, la más sobrecogedora de felicidad de coger a tu recién nacido en brazos y verle la carita por primera vez. El agotamiento de las noches donde no duerme o donde simplemente no entiendes por qué llora. La exaltación de ver cómo crece, como aprende cosas, y las lágrimas que se te asoman por los ojos cuando te dice por primera vez mamá o mami.

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Todas esas cosas se sienten exactamente igual cuando eres la mamá que gesta a tu hijo o la que no. Todas esas cosas se sienten exactamente igual si en el libro de familia figuras como mamá legal o ni apareces. Un papel no cambia las cosas, pero a la vez, lo cambia todo.

En España hace más de 15 años, y en Perú, no existe el matrimonio igualitario ni la filiación de hijos. Si tú y tu pareja tenéis un hijo solo la que lo ha parido figurará como madre soltera de ese niño. Tú, su otra y legítima madre, no eres nadie ante la ley.

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Si la madre gestante fallece, no tienes derechos sobre ese niño, si tu hijo está hospitalizado no tienes derecho a entrar. No eres nadie, aunque para tú hijo lo eres todo.

La Asociación de Familias Homoparentales Perú nació hace menos de dos años y ya tiene 170 miembros. Madres y padres que luchan por la igualdad, puesto que, por ejemplo, una pareja heterosexual puede inscribir a su hijo sin estar casados, y sin que haya pruebas, por ejemplo, de que el que figurará como padre lo sea realmente.

Para acercarte a esta realidad te contamos de tres familias de madres lesbianas y su lucha.

Jenny Trujillo y Darling Delfín

Dakari y sus dos mamás

Esta pareja lleva 4 años luchando para ser reconocida como madres de su hijo Dakari. Nació en México y ahí si que se le reconoce como hijo de dos mamás. Pero el Estado peruano sigue con su negativa de no reconocerlas. Están emocionalmente agotadas pero no detendrán su lucha. Por su familia y por todas las demás.

Morayma Rejas Bonilla y Karenina Álvarez Johnson

Karenina Álvarez y Morayma Rejas
Karenina Álvarez y Morayma Rejas

Ellas cuentan, entre risas, que se conocieron en una cárcel, visitando a una amiga en común. En ese momento, hace 10 años atrás, Karenina tenía otra novia, con quien tuvo a su hija Zoe. Como no fue la madre gestante, al separarse, solo puede ver a su hija los fines de semana.

En 2016 se casó simbólicamente con Morayma. Juntas son madres de Diego, de 3 años. “Yo no considero que tenemos que esperar que haya una ley de matrimonio igualitario porque nuestras familias existen. […] Necesitamos una ley de comaternidad o copaternidad que nos ayude a poder tener algún poder sobre nuestros hijos. ¿Por qué Dieguito no puede recibir herencia de su otra mamá? ¿Por qué tiene que recibir herencia de una sola rama? ¿Por qué no puede llevar su apellido? Cuando en realidad su apellido es parte de su identidad”, dice Morayma, la mamá no gestante.

Vannia Gozzer Sánchez y Fiorella Henriquez Cruz

Vannia Gozzer Sánchez y Fiorella Henriquez Cruz

Esta pareja lleva ya 13 años de amor. Llevan 8 años planeando una familia, y por fin, después de tratamientos de reproducción asistida fallidos, después de muchas conversaciones entre ellas sobre cómo serían las cosas, qué pasaría si se separaban, cómo harían si una de ellas tenía que irse a trabajar fuera del país, después de todos los acuerdos el 20 de agosto nació Gianluca en Panamá.

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“El primer obstáculo que va a tener Gianluca es que entrará como turista. Él merecería entrar con la nacionalidad peruana, pero él no va a poder entrar como peruano. Él tendrá que ingresar con su pasaporte turista panameño y va a tener que entrar y salir constantemente del Perú hasta que se logre alguna de las opciones, que es que pueda ser primero residente—que es el camino más “fácil” pero que también puede ser súper largo—, o logre la nacionalidad que podría durar años de años”, lamenta Gozzer.

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