Mi primera Navidad como mamá y orgullosa lesbiana visible

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Mi primera Navidad como mamá lesbiana

Creo que es la primera Navidad que disfruto plenamente, debe ser lo que se siente ser una misma y gritarlo a los cuatro vientos.

Yo era la típica mujer medio amargada que renegaba de su sexualidad. A los 15 años un profesor nos descubrió a una amiga y a mi besándonos y nos dio tal charla y se enfadó tanto y amenazó con llamar a nuestros padres por actos inmorales que a día de hoy me doy cuenta que me quedé traumatizada.

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Para que os hagáis una idea mi familia es Opus Dei, se bendice la mesa antes de comer y mis padres van a misa todos los domingos. Los dos grandes dramones que habían vivido era que mi hermana se quedó embarazada con 19 años y que mi hermano se divorció. ¡Pecadores todos! Imaginad que yo hubiera dicho en ese momento que me gustaban las chicas, ¡me internan!

Intenté varias relaciones con chicos, y aunque me llevaba bien con ellos, así en plan súper colegas, a la hora del sexo me costaba mucho tener relaciones sobria, necesitaba varias cervezas para que al menos excitarme algo.

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Pero irremediablemente me enamoré de una chica, y después de otra y así. A veces me atrevía a vivir aventuras pero nada serio. Aunque en una de estas aventuras me pillé totalmente.

Tengo que reconocer que ella tuvo muchísima paciencia conmigo, porque los dos primeros años tuvimos una relación en secreto. Yo decía que era mi compañera piso y con esa excusa la llevaba a reuniones familiares o la mencionaba en el trabajo.

A los dos años ella se cansó, y con razón. Pero no podía perderla, no por mi cobardía. Me costó horrores, sobre todo porque había sostenido una mentira mucho tiempo. Mis padres no reaccionaron tan mal como me creía. Ya conocían a mi novia y bueno, le tenían mucho cariño. 

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«Por eso no funcionaba ninguna relación con ningún chico», me dijo mi padre. A ver, que tampoco me abrazaron felices, pero yo pensé que me iban a repudiar. Estaban algo decepcionados, no eran lo que querían para mi pero mi madre dijo: «qué se le va a hacer, si parece que se nace así y que no se puede cambiar.» 

Me pidieron que no tuviera muestras de amor hacia ella ante ellos, pero no me prohibieron que la llevara a su casa, tiempo al tiempo, pensé.

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Mis familia se fue abriendo y en mi trabajo lo vivieron con bastante normalidad, solo una amiga de la infancia, del mundo del opus, dejó de hablarme porque le pareció una aberración. ¡Qué ridículo!

El año pasado me casé, fue una ceremonia linda con nuestras familias. Este año nació nuestro primer hijo, y claro, digo primero porque quiero varios, que se note mi educación del opus dei, jaja.

Esta es mi primera Navidad como lesbiana visible y orgullosa, y la maternidad me ha ayudado a sentirlo así. Nunca entendí eso de sentirse orgullosa de la orientación sexual, pero ahora creo que debemos sentirnos tanto, porque para muchas de nosotras no ha sido fácil, porque hemos tenido que vivir el rechazo y el miedo, y aún así nos hemos llenado de valor para vivir vidas felices.

Y la lucha no acaba ahí, sigue y sigue cada día. Chicas, a sentirnos orgullosas y a luchar por lo que nos hace felices. 

Feliz Navidad

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