Tengo novia, novio y dos hijos, uno con cada uno

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Siempre fui poco convencional, desde que era una niña. Mi padre se sentía avergonzado de mi y mi madre me alentaba a no ser como el resto de la gente, «tu vida es solo tuya», me decía.

Hasta los 13 años pensé que era heterosexual, hasta que llegó una vecina nueva a mi edificio, ahí me di cuenta de que era bisexual, y ella, Gabriela, fue mi primer gran amor.

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Soy muy abierta, y hablo sin tapujos de mi bisexualidad, en el trabajo, en las comidas familiares, con amigos.

Hace 6 años tengo un novio al que quiero mucho, es un buen hombre y muy comprensivo y empático. Tenemos una relación abierta y un precioso hijo que tiene 5 años.

En la mitad de la relación con mi novio, cuando mi hijo tenía dos años, me enamoré de una profesora de yoga a la que conocí solicitándole una clase por internet. Cuando la conocí ella estaba en tratamientos de fertilidad, el día de nuestra tercera cita le dieron la buena noticia de que estaba embarazada.

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Me pareció precioso acompañarla en el proceso de su embarazo, me involucré mucho y sentía que ese bebé que venía en camino también era parte de mi.

Ella, Rebeca, es una mujer muy abierta, muy libre. Se identifica como lesbiana pero no tiene prejuicios hacia las bisexuales como otras mujeres que me he encontrado. Nuestro amor es profundo y libre.

Antes de que Lea naciera le propuse ser la otra madre, a ella le gustaba ver como me desempeñaba como madre de mi otro hijo y aceptó que yo formara parte de su familia.

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La gente se sorprende mucho cuando digo que tengo dos parejas y dos hijos, uno con cada uno. Mi novio y yo nos vemos un par de veces a la semana y al menos una noche dormimos juntos, compartimos un par de semanas de vacaciones y uno que otro puente nos vamos fuera.

Rebeca y yo pasamos más tiempo juntas, quizás por el hecho de que las relaciones entre mujeres suelen ser más cercanas. No hay normas de cuánto nos vemos, pero casi todas las noches que yo o ella tenemos libres las pasamos juntas. Dormimos en una cama grande con los niños en medio. Mi hijo la adora y la siente como otra madre. Ella no hace diferencia entre ambos niños.

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Mi novio tiene otras parejas, Rebeca no ha tenido parejas serias pero sí ha tenido encuentros con otras mujeres. Yo no siento celos porque creo que el amor es libre, que las personas podemos amarnos sin intentar poseernos, de disfrutarnos.

Yo vivo sola, ellos también. Compartimos el cuidado de los niños. Somos un modelo de familia muy diferente, pero válido y feliz.

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