3 cosas que sientes cuando el bebé genético de tu novia crece dentro de ti

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Historia del método ropa de una pareja de lesbiana

Desde hace 24 semanas crece dentro de mí una niña que genéticamente no tiene nada mío. Que no heredará mis ojos marrones ni mi pelo liso. Pero que es “lo más mío” que he sentido alguna vez.

Dentro de mi crece una pequeña parte de Sara, mi compañera de vida desde hace cinco años. Veo fotos de Sara de cuando era bebé y suspiro pensando que una carita así, que esos ojitos verdes y ese pelo negro rizadito se está formando en mi vientre.

Sara y yo nos hicimos en IVI uno de los que se consideran los tratamientos de fertilidad preferidos por las lesbianas: el método ropa.

Es un tratamiento que solo pueden hacer las parejas de mujeres casadas, la que será la madre genética aporta el óvulo y la madre biológica es la que se embaraza de ese óvulo y da a luz al bebé.

En IVI revisaron nuestra reserva ovárica y consideraron que los óvulos de Sara eran más fértiles, puesto que a hasta ese momento no teníamos ninguna preferencia sobre el papel de cada una. Y no se equivocaron, nos embarazamos al primer intento.

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Pero desde que estamos embarazadas, y desde que Lucía crece dentro de mí, he sentido 3 cosas que no pensé que iba a sentir.

1)      No es “mía”, pero es mía.

Algunas de las personas de mi entorno me preguntaron cosas que me descolocaron cuando me quedé embarazada, por ejemplo: “¿cómo te sientes al saber que no tiene nada tuyo?”, “esto es como adoptar pero gestar al niño que adoptas, ¿no?”, “¿crees que tendrá más conexión con Sara al ser SU hija?”.  No quiero juzgar a estas personas porque sé que hablan desde la ignorancia, pero me hizo plantearme las cosas.

Me di cuenta de que siento cada parte de Lucía, cada dedito de sus pies y manos, como mía, que no se necesita compartir genética para ser mamá, que esta pequeña es igualmente mía que de mi esposa y que sin duda es el amor el que hace una familia.

2)      Todo lo que quiero a Sara

Al ser consciente de que dentro de mi crece una pequeña que se parecerá a Sara me he dado cuenta de que la quiero más de lo que pensaba. Que sin duda es la mujer de mi vida, y que afortunada me siento de tener como compañera de vida a alguien así. Me hace ilusión que Lucía herede su carita, sus ricitos, incluso sus despistes.

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3)      No es de Sara, pero es suya

Así como yo he tenido que escuchar comentarios desubicados sobre no tener nada genético con Lucía, Sara ha pasado por lo mismo. A otras personas les ha parecido que yo soy más madre o la niña es más mía por ser yo quien está embarazada.

“Tú Sara serás como el padre, tendrás que ayudar pero el lazo más importante será el de ellas”, “tu estarás más relegada”, le han dicho.

E insisto, así como la genética no te hace más madre, gestar tampoco. No somos el símil a una relación madre-padre, ninguna hace de padre, somos dos mamás, con todo lo que eso significa.

Pero solo podemos educar a la sociedad con nuestro ejemplo, cuando nuestra pequeña ya esté aquí y todos puedan ver cómo es el amor el que hace una familia.

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