En el confinamiento por el coronavirus me enamoré de mi compañera de piso

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amor lésbico en el confinamiento
amor lésbico en el confinamiento

Llegué en septiembre del año pasado a vivir a Madrid para hacer un máster. Primero viví en un piso con una chica y un chico, pero ella era muy desordenada y él muy fiestero, no podía estudiar y estaba harta de ese piso.

En enero me cambié a otro piso. En este vivía Raquel, que se había divorciado hace unos meses de su esposa y necesitaba alquilar una habitación para hacer frente a los gastos. Tenía un gato y una hija de tres años, que estaba una semana con ella y otra semana con su ex.

La casa era bonita, ella muy ordenada y al haber una niña en casa un horario bastante tranquilo. La niña estaba en el cole hasta las 16 y a las 20 ya en la cama. Me pareció tranquilo y perfecto para mis cosas.

Yo pasaba mucho tiempo fuera de casa, pero en marzo nos confinaron. Me pareció un poco incómodo al principio porque no podíamos salir de casa y ahí estábamos encerradas las tres, yo no tenía mucha confianza.

Pero descubrí que Raquel, a quien al principio yo veía como «una madre», era una chica muy divertida, tiene 37 años, 7 más que yo, era graciosa, cocinaba muy bien, sabía mucho de cine y de literatura, los temas de conversación no se agotaban nunca.

La niña también me pareció muy linda, la verdad es que era difícil aburrirse con ella en el confinamiento. Mis padres me decían que volviera al pueblo y mejor estuviera confinada ahí, pero yo estaba encantada.

Ya a medidos de abril noté que Raquel me gustaba, que pensaba en ella, que me quedaba mirándola, disfrutaba nuestras sesiones de series, o nuestros vinos por la noche, cuando la niña dormía.

A mi nunca me había gustado una mujer, ni siquiera me lo había planteado. Pero tampoco me cerraba a ello. Deseaba besarla, estar con ella, pero no sabía cómo acercarme a una mujer.

Supongo que se me notaba, así que fue ella la que empezó con el acercamiento, con algún comentario, alguna pregunta, y yo estaba completamente receptiva. A fines de abril nos liamos, y el confinamiento fue completamente maravilloso. Las semanas que la peque estaba con su otra madre ni nos levantábamos de la cama.

Es una historia curiosa, empezamos viviendo juntas y después enamorándonos. El confinamiento nos ayudó mucho, aún seguimos juntas, en el verano cuando se pudo viajar vinieron conmigo a mi pueblo y conocieron a mi familia y amigos, todos encantados con ellas.

Creo que somos las únicas personas que hemos disfrutado y estamos agradecidas de haber estado confinadas.

Envíanos tu historia a info@madreslesbianas.com

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