Elisa y Camila son dos mamás lesbianas de una niña de 3 años.
Son italianas y hace unos años vivían en Padua. «En Padua ya fuera en el médico, en el colegio o en un restaurante, siempre había preguntas ante nuestra realidad de familia de dos madres», cuenta Camila.
La incomodidad y el escrutinio al que se sometía a su modelo de familia les hizo tomar la decisión de mudarse a España para vivir en un lugar más abierto. «Aquí en Barcelona en el colegio hay otros niños de su clase con dos madres y dos padres», añade.
Pero la decisión de dejar Italia para tener una vida mejor no las ha alejado de la homofobia italiana de la extrema derecha, que se extiende hasta nuestro país. La Fiscalía de Padua las llevará a juicio para borrar legalmente a Camila. Giorgia Meloni no quiere que existan las familias de dos mamás, para ella, tal como ha manifestado en los medios de comunicación, solo pueden existir las que se componen de una madre y un padre.
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La orden de la Fiscalía quiere anular el apellido de las madres no gestantes italianas. «La peor pesadilla que se puede vivir como madre», dice Camila.
Elisa explica que en Italia, donde no se reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo, existía un vacío legal respecto de las maternidades homosexuales, si bien los ayuntamientos, los entes con competencia sobre las inscripciones, habían optado por aceptar en el caso de las dos madres lesbianas poner ambos apellidos a sus descendientes.
No es posible que a día de hoy Italia, un país europeo, un país vecino, esté atacando a las familias LGTB de esta manera. La Comunidad internacional debe reaccionar ante la lesbofobia descarada y brutal y permitir que los niños tengan los mismos derechos, sin importar cómo se compone su familia.
