Soy Luly. Siempre pensé que yo era » heterosexual», ahora me doy cuenta que es porque era lo único que yo había conocido.
Un día, cuando llevaba 4 años con mi novio, trabajando en unas grandes superficies conocí a Patricia.
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Desde el momento en que la vi sentí algo diferente a cualquier cosa que hubiera sentido antes mirando a una mujer. Algo tan especial y diferente que era como si me hubiera enamorado de ella. Patricia tenía novia en ese momento, y a mi jamás me había pasado algo tan especial como eso.
Disfrutaba lo que sentía al estar con ella o mirarla, pero a la vez pensaba: «¿Pero qué estoy haciendo? ¿Me he enamorado de una mujer?». Se lo conté a nuestros compañeros de trabajo, y así se convirtieron en mis cómplices.
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No nos decíamos nada, pero cada vez que nos acercábamos saltaban chispas entre nosotras. Yo solo deseaba que llegara el día siguiente para verla de nuevo… Llegaba a casa y no podía parar de pensar en ella.
Pasó el tiempo y ella se tuvo que ir, ella es de Cartagena y yo de Valencia, me sentí triste, pero me consolé pensando que tenía que seguir con mi vida, no me sentía bien, me sentía egoísta, porque aún seguía con mi relación con mi novio, incluso sin dejar de pensar en ella cada día.
Tiempo después Patricia tuvo que volver a mi ciudad, Valencia, y siempre quedábamos a tomar algo con los compañeros de trabajo, pero jamás pasó nada entre nosotras, solo miradas.
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Desde eso que os cuento pasaron cuatro largos años. Yo en ese momento ya trabajaba en otro lugar. Un día, mientras merendaba, sonó mi móvil. No me lo podía creer, era un whatsapp de ella.
Me quedé alucinada, para romper el hielo me dijo que que bonita foto tenia puesta (no era mía) y ahí empezamos a hablar, entre todo lo que me contó me dijo que lo había dejado con su novia. Se me paró el corazón. Es ahora o nunca, pensé. Así que decidí aprovechar el momento.
Me declaré. Le dije que siempre me había gustado y que la deseaba más que a todas las cosas, ella se quedó sorprendida, alucinó tanto, pero para mi gran satisfacción me dijo lo mismo.
A partir de ese momento empezamos a hablar cada día. Era un sueño hecho realidad. Yo dejé a mi pareja y me fui a vivir con una de mis primas, yo estudiaba a la vez que trabajaba así que me reservaba los fines de semana para estar con Patricia.
Cada fin de semana nos turnábamos. Iba yo a Cartagena o venía ella a Valencia. Estuvimos así hasta febrero de 2015. En septiembre de ese año nos casamos, en junio de 2016 comenzamos nuestro tratamiento para ser mamás, elegimos el método ropa, donde una aportó los óvulos y la otra gestó. En enero de 2017 nacieron nuestras preciosas gemelas.
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