Mi mejor amiga de la infancia, la mujer de la que me enamoré 16 años después

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Cuando tenía 6 años llegó una nueva compañera a primero de primaria. Dicen que la memoria es algo selectiva y que con los años vamos modificando nuestros recuerdos. Pero juro que recuerdo la escena con exactitud.

Aída tenía dos trenzas muy rubias, una a cada lado. Gafas de marco rojo y unos ojazos verdes azulados que le daban un aire nórdico más que español. Y así era más o menos porque su padre era alemán.

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Sentí una atracción muy grande hacia la niña nueva y nos hicimos amigas inseparables, hasta los 12 años, edad que tenía cuando se fueron a vivir a Alemania.

Recuerdo ese dolor como uno de los más grandes y desgarradores, ya sabéis que a esa edad todo se magnifica, y mi mejor amiga se estaba yendo para siempre.

Durante mucho tiempo nos escribimos cartas por correo. Sí, así de romántico aunque no tenían nada romántico, nos contábamos nuestras aventuras nuestros amores, etcétera.

Después llegaron las redes sociales y se acabaron las cartas, pero de vez en cuando intercambiábamos algún mensaje.

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Por fotos me enteré que Aida tenía novia. Yo tenía novio. ¿Por qué si soy tan lesbiana? Supongo que era el desconocimiento, el no saber, el no entender cosas de mí misma. Todo mi ambiente era tan heterosexual que en el fondo era seguir la corriente.

Hasta que un día simplemente no pude mantener esa farsa, y la primera persona a quién le dije que no era heterosexual fue a Aída. Aunque habíamos perdido algo de contacto era la única lesbiana a la que conocía.

Aída me dijo que ya lo intuía. ¡Pero cómo! Yo me consideraba una chica muy femenina que puede parecer una hetero más, pero al parecer existía algo llamado radar (que yo sigo sin tener).

Desde ese momento estuvimos en contacto permanente, ella me animaba a salir, a conocer chicas por internet, y eso es lo que hice. Tuve algunos romances muy excitantes para mi, una novata bollera, pero no me enamoré.

Un día Aída me dijo que fuera a verla a Berlín, y tardé diez minutos en comprar un pasaje. En el viaje no pasó nada, pero la tensión sexual entre nosotras podía cortarse con un cuchillo. Pero a las dos nos daba vergüenza tomar la iniciativa.

Cuando yo volví a Madrid y ya había bastante tierra de por medio, hablamos de nuestros sentimientos por internet. Así que esta vez la invité yo a venir. Y ahí, 16 años después de habernos separado en la infancia, nuestros caminos volvieron a juntarse.

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Aida es la persona con la que yo quiero pasar mi vida. Ahora vivimos en Alemania. En abril de 2021 nos casamos en España. Somos mamás de un un gato, un perro y un increíble niño de dos años que ha llegado a nuestra vida por acogimiento.

Y ya nos han llamado de la protectora por otro gato abandonado. Creo que nuestra familia no parará de crecer.

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