Por fin ha llegado el momento. Con una votación de 387 votos a favor, 161 en contra y 123 abstenciones, el Parlamento Europeo ha votado una resolución para que nuestras familias sean reconocidas en todos los países de la Unión Europea y no perdamos derechos solo por cruzar fronteras.
La resolución también exige a los Estados miembros asegurar la libre movilidad de las «familias arcoíris» y su derecho a la vida privada y familiar.
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Reclama a la Comisión Europea (CE) «medidas concretas» para garantizar la libre circulación de las familias LGTB en el territorio de la UE y pide legislar para obligar a los países de la UE a reconocer como padres de un niño o una niña a las personas que aparecen en el certificado de nacimiento, ya sean dos padres o dos madres.
Esto obligaría a países que no tienen aprobado el matrimonio igualitario ni la filiación de hijos reconocer a los progenitores que figuren en un certificado de nacimiento expedido por cualquier país del bloque comunitario «independientemente del sexo legal o del estado civil de los citados adultos», así como a reconocer las uniones registradas en otros Estados miembros.
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Este derecho a la unión prevalecería ante cualquier ley nacional contraria al matrimonio igualitaria. Por lo que no se puede recurrir a ninguna ley constitucional o moral o de orden público para prohibir la libre circulación de nuestras familias.
El foco de las discusiones ha estado puesto en dos países profundamente homófobos, como son Hungría y Polonia. Los eurodiputados pidieron a la CE que haga frente al «claro riesgo de grave vulneración» por parte de ambos países de los «valores en los que se fundamenta» la UE.
Un gran avance para nuestros derechos y el de nuestros hijos.