Tengo 16 años y esta es la historia de mi mamá lesbiana

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mi mama es lesbiana

Cuando yo nací mi mamá tenía mi edad, 16. Vivimos en un país que no tiene nada de educación sexual y no se incentivan los métodos de anticoncepción. Mi mamá lo pasó mal cuando se embarazó y mi abuela también, al final la carga era para ella. Mi abuelo, así como mi papá, eran medios ausentes.

Pero a pesar de las dificultades económicas mi mamá me dice que mi nacimiento fue un motivo de mucha felicidad para ella y traje alegría a la familia.

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Cuando yo era niña mi mamá aún no se definía sexualmente, estaba ocupada conmigo, terminando sus estudios y trabajando. Yo la veía muy poco, estaba más con mis tías y con mi abuela, pero era tan cariñosa conmigo que la amaba, y amaba que aunque no estuviéramos juntas en el día llegaba a la casa y se metía a la cama a dormir conmigo abrazadas. 

Nos costó años salir del círculo de pobreza. Recién cuando cumplí 11 mi mamá pudo salir de la casa de mi abuela y arrendar algo para las dos. Chiquitito, pero era nuestro departamento y teníamos dos habitaciones, una para cada una. Era la primera vez que yo dormía sola. 

Pero mi mamá tenía dos trabajos así que al final yo pasaba muchas horas sola, tenía pasión por el estudio y la lectura, así que las aprovechaba bien. Ya a esa edad cocinaba y limpiaba nuestra casa.

Un domingo hace tres años mi mamá me llevó a tomar un helado y me dijo que quería contarme algo, estaba tan nerviosa. Le costó mucho, y al final lo sacó. Estaba enamorada, desde hace dos años que estaba con alguien pero que no sabía cómo contarme, que sentía haberlo tenido oculto pero que no sabía cómo iba a reaccionar yo. 

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Me contó que estaba enamorada y esa persona especial era una mujer. Al final se le cayeron las lágrimas a mi también, ella pensó que yo estaba llorando porque era una mujer, pero no, yo lloraba porque me di cuenta que aunque mi mamá estaba feliz pensaba que había algo malo en ser lesbiana.

La abracé, le expliqué y le dije que quería conocerla. Esa misma tarde fuimos a la casa de Flavia. Tenía un departamento bonito, tenía dos gatos y tres perros. Era así como muy moderna, vegana y amante de los animales, me pareció que era muy especial y me trató muy bien, también trataba muy bien a mi mamá.

Cuando mi mamá vio que nos llevábamos bien y que yo no tenía prejuicios, se sintió liberada y empezó a ser ella misma.

Fuimos a dar una vuelta con los perros, fue un día bonito. Después de ese vinieron muchos más. Todo iba bien, el problema era mi mamá que tenía miedo de ser lesbiana, de lo que la gente pensaría de ella.

Mi abuela es muy de la iglesia y Jesucristo y pensaba que si ya le había costado aceptar el embarazo adolescente de mi mamá, ahora la rechazara por estar con una mujer.

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Mi mamá ha sufrido mucho en general y las cosas le han costado, le ha costado salir adelante, y yo quería que fuera feliz, que disfrutara de las cosas bonitas del amor. Yo le di fuerzas para que lo empezara a contar, a la familia y a sus amigos.

No fue fácil, a mi abuela al principio le dio rabia. No entendía nada, y decía que era una pésima influencia para mi y que yo debería irme a vivir con ella, así que ahí tuve que pararla y defender a mi mamá.

Estuvimos un tiempo sin hablar con ella, pero después las cosas se fueron pasando, y ahora estamos muy bien. Todos quieren mucho a Flavia, mi abuela, mis tíos, los amigos de mi mamá, es como si ya fuera parte de la familia. 

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Desde el año pasado vivimos juntas las tres con los perros y los gatos. Yo nunca he sentido a Flavia como mi otra mamá pero si es como una súper amiga, le cuento mis cosas, a veces cosas que ni siquiera le cuento a mi mamá, ella se interesa por lo que hago y se preocupa mucho por mi.

Me motiva a ser mejor persona, mejor estudiante y ser yo misma siempre. Mi mamá está feliz porque ya no se esconde y porque se ha aceptado, un día que nos estábamos tomando un café las dos solas me dijo que quería darme las gracias por ponérselo tan fácil. 

Y por eso quiero animar a todas las mujeres lesbianas que tienen miedo y tienen hijos a no tenerlo. Que no vivan escondidas, porque los hijos no somos tan cerrados como los viejos, y solo queremos ver a nuestras mamás felices.

Camila C.

Puedes enviarnos tu historia a info@madreslesbianas.com