«El día que salí del armario fue para mi familia como si la misma bomba atómica de Hiroshima hubiese estallado en casa, y con la ventanas cerradas, porque fue tal el escándalo que provocó que parecía que nos quedaban unas horas de vida.
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Soy la única hija de mis padres. Ellos deseaban tener una gran familia pero hubo complicaciones después de mi parto y mi madre no pudo tener más hijos.
Con el tiempo hubo complicaciones en mi «feminidad» (sí, yo era la típica bollera que no me ponía un vestido ni aunque me compraran un helado) y quedaba claro que era una futura lesbiana, aunque mis padres se negaran a verlo.
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El deseo de mis padres de tener una gran familia se proyectó inevitablemente en mi, y a veces en la mesa hablaban de que cuando ya me casara ellos se comprarían un piso más pequeño y me dejarían el chalet a mi para que «mi esposo» y yo llenáramos todas las habitaciones con nuestra gran descendencia.
El día que simplemente les dije: «soy lesbiana«, tenía 21 años. Mi madre lloró como si realmente hubiera fallecido alguien, mi padre se agarraba la cabeza con tanto pesar. Me han contado amigas que a sus padres les ha dolido o preocupado la discriminación que pudieran sufrir sus hijas por ser lesbianas, pero lo que a mi madre le dolía me lo dijo muy claro: no puedo creer que no vaya a tener nietos, no lo puedo creer.
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Ahí fue cuando le dije: «no mamá, ser lesbiana no es ser estéril, solo es acostarse con otra mujer«, y me encerré en mi habitación.
Han pasado 14 años de esa escena. Nosotros tres ya no somos los mismos. Mis padres tuvieron que hacer un proceso de aceptación, aprendieron a salir del armario ellos mismos con sus familiares y amigos. Aprendieron realmente lo que significa ser lesbiana, y a querer y a aceptar a las novias que llevé a casa.
Fue un proceso del que me siento muy agradecida porque la aceptación y el amor son pilares fundamentales en una familia.
Hoy, 14 años después, mi madre ha recordado esa mítica frase y se lo ha contado entre risas a mi esposa, Inma.
Inma y yo vamos a ser mamás en 5 semanas más. ¡Mamá de dos! Yo estoy embarazada de dos chicos, que provienen de dos óvulos de Inma y que están siendo gestados por mi, lo que se conoce como el método ropa.
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Ya os podéis imaginar cómo están mis padres, hasta más emocionados que nosotras.
Os cuento esta historia porque es usual que las madres se confundan o sufran por prejuicios relacionados con el lesbianismo. No mamá, solo soy lesbiana, no soy estéril, lo entendiste, lo aceptaste, y aquí la vida te ha dado tu premio, tus dos nietos y tu gran familia».
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