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¿Dónde encontrar otras madres lesbianas para compartir experiencias?

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Grupos para madres lesbianas
Grupos para madres lesbianas

La gran mayoría de madres lesbianas, ya sea solteras o en pareja, compartimos varias vivencias, independientemente de lo diferentes que seamos y sean nuestras familias: someternos a tratamientos de reproducción asistida (y la alegría de haber conseguido embarazarnos en el primer o segundo intento, o la resiliencia de quienes necesitan años de intentos).

Otra vivencia común es la relacionada con el donante de esperma. Esa sensación de gratitud que sentimos, a veces de temor, de miedos, de qué le contaremos a nuestros pequeños, qué nos preguntarán, cómo hablaremos de sus orígenes, etcétera.

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Y como me habéis preguntado sobre espacios donde encontrar vivencias parecidas, os voy a contar de dos grupos de mujeres como tú y como yo.

Por un lado tenemos Family Dreams, que es un grupo cerrado de Facebook en el que nos encontramos muchas mujeres que hemos sido madres (o queremos serlo) gracias a donantes de esperma del banco de semen danés Cryos.

En Family Dreams hay madres españolas y de varios países, pero todas tenemos a Cryos en común. ¿Qué puedes encontrar? Preguntas de todo tipo y respuestas de todo tipo, muchas vivencias y experiencias comunes. ¡Y preciosos momentos donde las madres orgullosas  compartimos fotos de nuestros bebés!

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El otro espacio que quiero recomendaros es el blog de Cryos, es muy completo y la información que puedes encontrar muy variada. Historias personales de madres solteras, madres lesbianas y parejas heterosexuales.

Testimonios, hijos de donantes, información sobre donantes, cómo se seleccionan, cómo son, qué piensan. Varios aspectos a tener en cuenta, como por ejemplo la importancia de reservar esperma por si queremos tener más hijos (algo que a mí me hubiera gustado hacer pero no se me ocurrió).

Y, por último, información sobre los tratamientos de fertilidad y embarazo.

El blog es un refugio para distintas etapas de un camino que tenemos en común, tanto cuando comenzamos a transitarlo, cuando nos embarazamos y cuando ya somos madres y vemos crecer a nuestros hijos.

Ser mamá lesbiana por adopción

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ser mama lesbiana por adopción
ser mama lesbiana por adopción

A Alba la conocí cuando tenía 3 años. Y no os voy a mentir, al principio no me caía tan bien. La situación era la siguiente. Yo tenía 31 años, era bastante libre, fiestera, DJ, fotógrafa, diseñadora, me encantaba estar fuera de casa, viajar, hacer deporte, subir montañas. Vamos, nada que implicara la presencia de una niña de 3 años.

Pero es que la madre de Alba me gustaba, y me gustaba muchísimo. La había conocido en una fiesta y esa misma noche nos habíamos comido la boca en el baño. Yo esperaba que al acabar la fiesta nos fuéramos a casa juntas, pero no, como una Cenicienta se fue a su casa a las 2 de la mañana, que al día siguiente tenía mucho que hacer. Mi gozo en un pozo.

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Me dio su teléfono y después supe que lo que tenía que hacer a la mañana siguiente era recoger a su hija de casa de los abuelos y hacer aburridas cosas de madre. Pero bueno, me gustaba tanto la chica que intenté no pensar en que tenía una hija.

Fueron pasando los meses y cada vez estaba más enganchada de esta mujer. Y también un poco harta de la niña ya que por ella no podíamos hacer otro tipo de planes, teníamos que adaptarnos a sus horarios, casi no viajábamos solas y las noches de juerga eran muy pocas, nada que ver a lo que estaba acostumbrada.

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Yo me quejaba mucho, y al final ella optó por dejarme. Evidentemente me estaba comportando como una malcriada e inconscientemente la hacía escoger entre Alba y yo.

Lo pasé muy mal con la ruptura. Me di cuenta que mis sentimientos por ella eran mucho más grandes de lo que pensaba y decidí intentar recuperarla, pero esta vez ser más madura, comprensiva, y entender que una relación con la madre implicaba también algún tipo de relación con la hija.

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La balanza se equilibró y comenzamos a hacer planes solas pero también planes las 3. Me di cuenta que los niños no eran tan coñazo como yo pensaba y Alba sabía mucho de dinosaurios y le encantaban los Play Mobil, como a mi. Nos fuimos acercando, aunque las dos sentíamos celos de la otra.

Pasó un año y no sé cómo me encontré ideando yo planes infantiles, poniendo una sillita en mi bicicleta y ofreciéndome a cuidar de Alba cuando su madre tenía que trabajar hasta tarde. Comencé a bañarla, a leerle antes de dormir, a llevarla al cine, a comprarle ropa y a pensar en ella -e incluso echarla de menos- cuando no estaba conmigo.

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A veces, cuando se caía en el parque, buscaba consuelo en mis brazos, y cada vez que me veía se ponía tan feliz y me daba abrazos tan gordos que yo me quedaba conmovida todo el día.

Cuando tenía 5 años nos fuimos a vivir las tres juntas. Fue todo un cambio en mi vida, porque aunque no era mi hija yo en cierta manera ejercía como una mamá. Un día, ya cuando tenía 6, la fui a buscar al cole y la profe me entregó un precioso dibujo donde estábamos las tres de la mano y ponía: mis dos mamás. Casi lloro.

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Alba es una niña estupenda, igual a su madre. Cariñosa, divertida, inteligente, preciosa. Y aunque me tomó tiempo, me enamoré de ella tanto como de su mamá. Pensar en no tener a esas dos criaturas cerca me parecía desolador. Poco a poco me pasó que las noches de los viernes pinchando música no me parecían tan guays como las noches de los viernes comiendo pizza casera en el sofá viendo Shrek.

Fue ella la que me lo pidió, cuatro años después de conocerla. «Me gustaría que fueras mi otra mamá de verdad, para siempre». Es la propuesta más maravillosa y dulce que he recibido en la vida.

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Mi esposa -si, ya estamos casadas- estuvo de acuerdo. Y así tras un proceso de adopción me he convertido en la mamá legal, la mamá para siempre, la mami de Alba. No sé qué se siente parir un hijo y verlo crecer desde el primer día, pero os puedo asegurar que lo que siento por mi hija, aún me emociona llamarla «mi hija», es lo más grande y más honesto que he sentido por cualquier ser humano.

Ahora, sin quererlo, sin pensarlo e imaginarlo, tengo una hija. No la di a luz, pero ella trajo la luz a mi vida.

Envíanos tu historia a info@madreslesbianas.com

«No mamá, ser lesbiana no es ser estéril, solo es acostarse con otra mujer»

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Ser lesbiana no es ser estéril
Ser lesbiana no es ser estéril

«El día que salí del armario fue para mi familia como si la misma bomba atómica de Hiroshima hubiese estallado en casa, y con la ventanas cerradas, porque fue tal el escándalo que provocó que parecía que nos quedaban unas horas de vida.

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Soy la única hija de mis padres. Ellos deseaban tener una gran familia pero hubo complicaciones después de mi parto y mi madre no pudo tener más hijos.

Con el tiempo hubo complicaciones en mi «feminidad» (sí, yo era la típica bollera que no me ponía un vestido ni aunque me compraran un helado) y quedaba claro que era una futura lesbiana, aunque mis padres se negaran a verlo.

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El deseo de mis padres de tener una gran familia se proyectó inevitablemente en mi, y a veces en la mesa hablaban de que cuando ya me casara ellos se comprarían un piso más pequeño y me dejarían el chalet a mi para que «mi esposo» y yo llenáramos todas las habitaciones con nuestra gran descendencia.

El día que simplemente les dije: «soy lesbiana«, tenía 21 años. Mi madre lloró como si realmente hubiera fallecido alguien, mi padre se agarraba la cabeza con tanto pesar. Me han contado amigas que a sus padres les ha dolido o preocupado la discriminación que pudieran sufrir sus hijas por ser lesbianas, pero lo que a mi madre le dolía me lo dijo muy claro: no puedo creer que no vaya a tener nietos, no lo puedo creer.

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Ahí fue cuando le dije: «no mamá, ser lesbiana no es ser estéril, solo es acostarse con otra mujer«, y me encerré en mi habitación.

Han pasado 14 años de esa escena. Nosotros tres ya no somos los mismos. Mis padres tuvieron que hacer un proceso de aceptación, aprendieron a salir del armario ellos mismos con sus familiares y amigos. Aprendieron realmente lo que significa ser lesbiana, y a querer y a aceptar a las novias que llevé a casa.

Fue un proceso del que me siento muy agradecida porque la aceptación y el amor son pilares fundamentales en una familia.

Hoy, 14 años después, mi madre ha recordado esa mítica frase y se lo ha contado entre risas a mi esposa, Inma.

Inma y yo vamos a ser mamás en 5 semanas más. ¡Mamá de dos! Yo estoy embarazada de dos chicos, que provienen de dos óvulos de Inma y que están siendo gestados por mi, lo que se conoce como el método ropa.

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Ya os podéis imaginar cómo están mis padres, hasta más emocionados que nosotras.

Os cuento esta historia porque es usual que las madres se confundan o sufran por prejuicios relacionados con el lesbianismo. No mamá, solo soy lesbiana, no soy estéril, lo entendiste, lo aceptaste, y aquí la vida te ha dado tu premio, tus dos nietos y tu gran familia».

Envíanos tu historia a info@madreslesbianas.com

Madres lesbianas refugiadas políticas, huyen de la lesbofobia para salvar a sus hijos

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madres lesbianas refigiadas politicasmadres lesbianas refigiadas politicas
madres lesbianas refugiadas politicas

Cuando eres madre te das cuenta de que eres capaz de cualquier cosa por salvar a tus hijos y protegerlos.

Entiendes perfectamente a esa madre que sube a una patera para cruzar el océano y escapar de la pobreza, de la guerra, de la violencia, con sus hijos. ¿Acaso no haríamos todas lo mismo?

Hoy queremos contarte la historia de Zhenya y Nastya, una pareja de lesbianas refugiadas políticas que escapó de Rusia y pidió asilo en Alemania.

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Zhenya y Nastya llevan 12 años juntas. Se casaron en Dinamarca, puesto que en Rusia no solo no está aprobado el matrimonio igualitario, sino que la homofobia es estatal, se persigue al colectivo LGTB y se prohíbe cualquier tipo de manifestación de la homosexualidad, con la ley contra la propaganda homosexual. Y para que te hagas una idea, tener una bandera arcoíris es propaganda.

Una pareja gay tuvo que huir del país porque el Estado quería quitarle a los dos hijos que tiene adoptados.

Zhenya y Nastya fueron madres de su primer hijo, Emil, en Rusia en 2013, pero ante tal panorama decidieron salir del país por su integridad y la de hijo.

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“En Rusia es terrible y no es posible vivir la vida como una familia LGBT. Solicitamos asilo en Alemania y recibimos una respuesta positiva. Ahora estamos a salvo, nuestros hijos se salvan viven en Alemania, donde les dieron asilo político».

En 2015 llegaron a Alemania, al poco tiempo nació su hija pequeña, Emma.

A través de su cuenta de Instagram denuncian la lesbofobia de Rusia y reivindican el amor, la libertad y el derecho a formar una familia en un ambiente seguro.

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En esta cuenta puedes conocerlas y seguirlas:

 

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Знаете что круто сделать в День видимости лесбиянок? Отменить его! Чтобы нас и вас, меня и тебя было видно всегда и везде, всем и каждому независимо от обстоятельств. Чтобы видно было так отчетливо, что люди перестали бы это замечать. Гордиться собой, своей жизнью это не значит выпячиваться! Хотеть равных прав это не значит быть неблагодарным, ведь нас не сажают в тюрьму. Взять любимую женщину за руку, обнять и поцеловать – это не значит выпячиваться. Рассказывать о своей семье, это не значит пропагандировать. Так это не работает. И если хочется кричать на всех перекрёстках о том, что ты лесбиянка, и черт возьми ты обожаешь женщин: кричи и никого не слушай! Люди ненавидят за любые отличия: ориентацию, расу, цвет кожи, за эмоции! Многим две разрешения не нужно. Стоит ли думать о них? Сомневаюсь. Чем больше люди будут знать о нас, чем больше станут видеть нас, тем быстрее мы сможем жить в благоприятной среде, и стать по-настоящему свободными! Для этого нужно одно – не молчать, хоть это сложно, страшно. На просторах интернета всё ещё много ненависти к лгбт сообществу, поэтому этот день очень важен! Но для этой борьбы важен каждый день в году, потому что мы движемся мелкими шагами к равноправию.

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С днём рождения, моя любимая доченька! Я никогда не смогу забыть день твоего рождения, будут проходить месяцы и годы, но память о нем останется на всю жизнь. Я надеюсь когда-нибудь Эмма прочтёт мой блог. 22 марта 2016 года я сильно переживала и мне было очень страшно. Я смотрела на твою маму, её глаза полные боли, я видела капли крови на ширме. Я ждала! Я знала, что всё будет хорошо. Иногда у меня самой земля уходила из под ног и я чувствовала что теряю сознание, но я возвращалась, чтобы быть готовой принять тебя в свои руки. Мы все держались. Эмиль ждал дома, я сидя у головы Насти, Настя была спокойной, чтобы тебе было меньше тревожно! Любимая доченька, Ты замечательный ребёнок. В твоих глазах столько добра, тепла, эмпатии ко всему миру. Я пишу и думаю о тебе, не могу представить нашу жизнь без тебя! Ты веселая, твой смех тысячу раз спасал меня от грусти и тревоги, твоя забота окутывает всех нас будто пушистое облако. Ты наша любовь! Я бесконечно люблю тебя и мама Н и бабушка и дедушка и Эмиль и все наши читатели. Мой дорогой человечек, будь счастлива! Пусть сегодня не пришли к тебе друзья, которых ты ждала долгое время. Но придёт боевая подруга твоего брата, которая с тобой нянчилась когда ты только ходить научилась и мы вместе постараемся сделать этот день немного волшебным. Мы с тобой возьмёмся за руки и пройдём много-много лет вместе и много дорожек, моя маленькая кнопочка Эмма.

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А вы не боитесь, что ваши дети вырастут «такими», потому что вы им это показываете. Это один из Топ-5 вопросов которые я получаю в директ каждый день. Задают его надо сказать чаще всего искренним волнением, даже опасением. Тысячу раз извиняясь, что обидели. Раньше меня это так задевало: наготове всегда было несколько ссылок на зарубежные исследования, где говорится о том, что сексуальная ориентация родителей никак не влияет на сексуальную ориентацию детей. Пока тумблер не переключился. И верно. Почему я должна постоянно искать примеры, доказательства, исследования на тему того, что «нет-нет, не подумайте, моя болезнь не заразна ни в коем случае!!!» Я что правда больна? Я живу как-то аморально? Что произойдёт если кто-то из детей сделает каминг-аут? Мой мир рухнет? Случится непоправимое? Чего бояться-то? Мои дети останутся моими детьми, а я останусь их мамой. Дети обретут любовь, партера по жизни , им будет хорошо и они будут счастливы, не в этом ли суть? Что мне любить их меньше? Как я уже сказала задают вопрос совершенно разные люди, с детьми и без, гетеросексуальные и гомосексуальные. И сейчас мне хочется задать вам встречный вопрос: что вас пугает? Чем так страшен каминг-аут ребёнка? Чего вы боитесь? От чего вам не комфортно? Это совершенно открытое обсуждение, оно не для критики, но для того чтобы ваши страхи были здесь. Я отреагирую на каждый из них.

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Жили- были Женя и Настя и даже никогда не думали что увидят парад. Они жили в маленьком северном городке и там никогда небыло ничего подобного, и быть не могло. Но был день, когда все выходили на улицу и выпускали в небо много разноцветных шаров. «Радуга над Амуром». Участники ее каждый год подвергались жестоким нападкам со стороны агрессивных людей. И однажды было принято решение выпустить шары в разных концах города и снять все на видео, пропустив ролик в городские новости. Участники собирались, говорили важные слова, и выпускали шары. В одном из мест напали на одного прекрасного человека. Его избили очень жестоко. Видео смонтировали! План был исполнен, но цена оказалась очень высокой. Через несколько месяцев после этого случая девушки и их дети оказались на своём первом Параде. В Германии. И запомнили это на всю жизнь. Я не признавалась никому, сейчас скажу это впервые – мне было страшно! Страшно что избьют или оскорбят. Мы были в обычной одежде: куртки, джинсы, все просто. Как обычные люди! Прошло все замечательно. Сегодня я уже сбилась со счёта на каком мы прайде. Сегодня мы не в обычной одежде! Сегодня нам уже не страшно. Но это все те же мы. Сегодня мы встали рано утром, чтоб разрисовать лица и надеть наши костюмы. Сегодня мы просто ЛЮДИ 🏳️‍🌈. Happy Pride!

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Inseminación artificial: ¿En qué casos y en qué edades está recomendado?

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Inseminación artificial IVI
Inseminación artificial

De todos los procedimientos que tenemos las mujeres lesbianas para ser mamás, la inseminación artificial es el que menos complejidad tiene.

En nuestros casos se les llama IAD, inseminación artificial con semen de donante, puesto que la muestra de semen proviene de un banco de esperma.

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La IAD tiene dos puntos fuertes: se usa semen de banco, que tiene una calidad muy alta, y la muestra de semen se deposita en el útero, reduciendo así el recorrido que deben hacer los espermatozoides para encontrar y fecundar el óvulo.

Hemos preguntado a IVI, en qué casos y en qué edades se recomienda una inseminación artificial. Nos contestan:

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Mujeres con buena reserva óvarica. Esto puede saberse gracias a una sencilla analítica que detecta la hormona antimulleriana.

Mujeres menores de 38 años. Esto porque la fertilidad va decayendo con el paso de los años. A partir de los 35 la curva de fertilidad comienza a ser descendente.

¿Qué tasa de embarazo tiene la IAD?

IVI realiza más de 3 mil tratamientos al año. Nos cuentan que la tasa de gestación en IAD es un 25,7% por intento. Y un 56% de gestación acumulada al tercer intento.

¿Y cómo se lleva a cabo?

como se hace la inseminación artificial
como se hace la inseminación artificial

 

Tal como puedes ver en la infografía, después de 1 o 2 sesiones médicas se hace un diagnóstico personalizado. Con la llegada de la regla se inicia el tratamiento hormonal para generar más ovocitos, y así tener más posibilidades de conseguir el embarazo. Este proceso dura aproximadamente 12 días.

36 horas después de la última medicación se lleva a cabo la inseminación. 15 días después nos hacen una analítica para saber si estamos embarazadas.

Si has elegido una IAD. ¡te deseamos mucha suerte!

Mamás al cuadrado

Si estás valorando someterte a una IAD, desde IVI nos recomiendan la guía Mamás al cuadrado. Un documento de consulta que resuelve las dudas más habituales que surgen en el camino a la maternidad, cuando las mamás somos dos. Puedes descargarla gratis aquí

Me enamoré de una mujer lesbiana embarazada de 7 meses. Esta es mi historia de amor

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Me enamoré de una lesbiana embarazada

«¿Sabes cuándo la gente dice que la vida es una caja de sorpresas? Pues eso es justo lo que me pasó a mi.

Hace un año atrás jamás hubiera pensado que la vida me tenía reservada una vivencia muy especial. Tengo 32 años y soy arquitecta. Salí del armario muy pronto, a los 16 se lo dije a mis padres y a los 18 tuve mi primera relación, que duró 8 años.

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Más tuve dos relaciones más, fui muy feliz, me enamoré, pero nunca sentí esa sensación de las películas de: «quiero pasar toda mi vida contigo».

Hasta octubre del año pasado. Una amiga me invitó al cumpleaños de una de sus amigas, donde habría bastantes chicas. Quería presentarme a una tal Carmen que estaba soltera. Pero mis ojos y mi atención se fueron por completo a una tal Estefanía, una morena de ojos azules y sonrisa magnética que tenía una característica diferente a todas las chicas que estaban allí: ¡una panza tremenda! Estaba embarazada de siete meses.

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Me pareció extremadamente valiente. Ella quería ser madre, a sus 38 años sentía que no quería esperar más y se hizo una inseminación artificial en una clínica de fertilidad. Todo ella sola, muy independiente, sin esperar eso de la pareja ideal, etcétera.

No solo era preciosa, también encantadora, divertida. Me quedé totalmente prendada, sin escuchar la voz interior que me decía: ¿qué haces? ¿y es que no has notado que está súper embarazada?

Antes de irme le pregunté si quería tomar un café algún día, me dijo que sí. Así que dos días después la llamé para invitarla a comer. Pasamos todo el día juntas. Y al final del día me di cuenta que me encantaba. Intenté besarla pero me hizo una cobra. «No es mi momento», me dijo, «quizás si no estuviera embarazada…»

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A pesar de que me rechazó seguimos quedando mucho, a hacer planes de embarazada, ir al cine, ver series en casa, yo intentaba mimarla y le cocinaba, íbamos a merendar. Conectábamos tan bien que al final me besó ella. «¿No que no era el momento?», le pregunté.

«Me di cuenta que el momento no se elige», me respondió. 

Desde ahí todo fue vertiginoso. Nunca había tenido sexo con una embarazada, menos con una a punto de parir. Fue todo una experiencia satisfactoria y muy diferente.

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Mis amigas me decían que estaba loca, que no era iniciar una relación con una chica sin más, era con una chica y su recién nacida. Pero no podía recular, todas las fibras de mi cuerpo querían estar con ella. 

Me preguntó si quería entrar al parto. Wow. Fue un gran momento. Me daba un poco de miedo pero quería apoyarla. Al final hubo una complicación y tuvieron que hacer una cesárea de urgencia. Por eso tuve que hacer yo el piel con piel con Andrea.

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Me saqué la camiseta y me la pusieron encima, lo que normalmente hace la madre. No podéis imaginar lo que sentí en ese momento. Esa pequeña parte de la chica a la que quiero estaba ahí, inofensiva, tan pequeña, teniendo su primer contacto humano conmigo, una recién llegada en la vida de esta madre e hija.

La familia de Estefanía y yo nos convertimos en el pilar el primer mes para ayudar con Andreita. Y a pesar del agotamiento de Estefanía, siempre encontraba tiempo para estar juntas, mimarnos, besarnos.

Ya ha pasado casi un año desde que nos conocimos y estoy más enamorada de nunca no solo de ella, también del otro pequeño amor de mi vida, Andreita. Si todo sigue tan bien como hasta ahora, nuestro plan es casarnos en 2021 y sumar un hermanito a esta increíble familia». 

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La horrible cruzada de un juez homófobo contra una familia de dos mamás

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ferrin calamita homofobia madres lesbianas
ferrin calamita homofobia madres lesbianas

Es una de las historias más surrealistas que hemos escuchado últimamente.

Tenemos que situarnos en el año 2006, cuando una pareja de lesbiana felices y enamorada, Vanesa de las Heras y Susana Meseguer, daba la bienvenida a su pequeña hija en Murcia. Como no se habían casado antes de tenerla, era necesario pasar por un trámite legal: la madre no gestante debía adoptar a la hija que habían tenido. 

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Un trámite que ya muchas familias homoparentales habían realizado sin problemas, pero esta familia tuvo la mala suerte de encontrarse con un juez en el juzgado de familias cuya homofobia era mucho mayor que su profesionalidad: Ferrín Calamita.

A él simplemente no le parecía bien la diversidad familiar y que una niña tuviera dos madres que la amaban le parecía descabellado, así que hizo todo lo posible por obstaculizar la adopción de la madre no gestante.

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A través de un montón de recursos judiciales que no tenían sentido, como un examen a la madre gestante, el nombramiento de un defensor judicial para la bebé (no exigido por la ley), revisiones psicológicas a las madres y preguntas muy inadecuadas y lesbófobas, Calamita obstaculizó por años la adopción.

En 2008 las madres lo denunciaron por clara homofobia y fue inhabilitado por dos años y tres meses y condenado a pagar 6 mil euros de indeminización.

Calamita presentó un recurso ante el Tribunal Supremo pero fue peor para él ya que fue inhabilitado por diez años (y pocos me parecen para una persona que usa la ley con el fin de hacer daño a una familia).

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El tema no quedó ahí y Calamita empezó a desempeñar el papel de víctima, rodeándose de agrupaciones esperpénticas en lo que a intolerancia y ataques a los derechos LGTB se refiere como Hazte Oír, y publicó un libro en 2012: Yo, víctima de la cristofobia: El calvario de un juez católico por cumplir la ley en España. Sí, muy heavy…

Bueno, pues la historia no termina ahí, porque Calamita sigue OBSESIONADO con esta familia, y hace unas semanas publicó una carta en un periódico (La Opinión de Murcia) dirigido a la esa bebé, hija de Susana y Vanesa:

Si no recuerdo mal, naciste en febrero de 2006, por lo que ahora tendrás 14 años. No nos conocemos personalmente. Yo fui el juez de Familia de Murcia que tramitó la solicitud de adopción presentada en mayo de 2006 por Vanesa, basada en el hecho de ser cónyuge de tu madre, Susana, como si ese solo dato le otorgase un derecho absoluto a la adopción, que no existe y sí el tuyo, al desarrollo armónico de tu personalidad.

Ha llegado a mi conocimiento recientemente que se han divorciado y que te han abandonado y entregado a los servicios sociales. Lo siento mucho. El tiempo me ha venido a dar la razón, por desgracia. He hecho gestiones para averiguar tu paradero, pero lógicamente no me han facilitado ningún dato en ese organismo de la Consejería de la CARM que ahora se llama de Familias y LGTBI.

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El caso es que tienes ya más de doce años. Que sepas que tienes derecho a ser oída por un juez y que, cuando cumplas los 16, puedes instar la emancipación o habilitación de edad, y ejercitar acciones legales acto seguido contra el Estado y/o la CARM -y contra tus dos ‘mamás’.

A tu disposición para lo que te pueda ayudar, tanto en lo personal como en lo profesional jurídico. Se ha menoscabado tu dignidad y tus derechos básicos como persona, sujeto de derechos. Una grave injusticia.

Sí, vomitivo, sobre todo porque esa niña no ha sido «entregada» a servicios sociales. Las madres de la ahora adolescente están divorciadas, como muchas otras familias, pero por supuesto siguen haciéndose cargo de su hija y compartiendo la custodia de la niña que tiene a sus dos madres y sus dos respectivos hogares.

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El nivel de acoso de este señor es deleznable. Una de las mamás escribió al periódico: «Esto es totalmente falso», dice estar «cansada de que esta persona nos siga molestando». «La niña está con nosotras, en casa, con sus dos madres», ha sentenciado.

Ataques lesbófobos a la familia de Anabel Alonso y su gran respuesta

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anabel alonso y Heidi Steindhart

Anabel Alonso y Heidi Steindhart están desde julio felizmente casadas, y desde hace tres meses son mamás del pequeño Igor.

Actriz y dramaturga llevaban una relación de siete años bastante alejadas de las cámaras, por eso fue una gran sorpresa el momento en que hizo pública la noticia de que serían mamás.

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Si las madres lesbianas que no somos famosas enfrentamos alguna vez una mirada o un comentario que nos desagrada, que está fuera de lugar o que es directamente lesbófobo, como le sucedió a estas dos mamás con sus gemelas durante las vacaciones, imagina cuando eres una figura pública y en tus redes sociales estás expuesta a la intolerancia y la imbecilidad de tantos internautas que se sienten con el derecho a opinar y a atacar a quien mejor les parezca.

 

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Caras que lo dicen todo. @heidisteinhardt

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En una de las fotos donde evidenciaban la felicidad del pequeño y la de ellas mismas, una usuaria comentó: “Y yo me pregunto si el niño será igual de feliz cuando pregunte por su padre”.

¿Qué cansinos, no? Primero, no hay padre, hay dos madres o solo una, lo que tú llamas padre es DONANTE. No sé vosotras pero yo me canso ya de corregir siempre la misma palabra.

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La respuesta de Heidi a esta usuaria de las redes fue realmente ejemplar:

«El prejuicio es lo más cercano al infierno. Y lo infernal a nadie gusta, creo. El mundo está cambiando y los intolerantes pronto seréis minoría. Lo ideal sería estar a la altura del cambio social, acompañarlo y estimularlo. Lo contrario, atrasa (…). Nuestro hijo llegó rodeado de amor, de alegría y de libertad. Y así lo vamos criar. Y a todas las personas prejuiciosas que, cobardemente, detrás de una pantalla opinan y nos juzgan sobre nuestra edad para maternar o sobre nuestra condición de pareja, os digo: GRACIAS. Gracias por mostrar la arista putrefacta de la sociedad, porque así podremos marcar el rumbo de lo que todavía hay que transformar para que todos nuestros hijos, todas las generaciones futuras, puedan ser parte de una sociedad más justa, más equitativa y más amorosa donde los derechos no estén sesgados por quienes aún creen que pueden decir a los demás cómo deben vivir su vida”.

Muchas gracias Heidi y Anabel por poner voz a muchas madres lesbianas y madres solteras.

¿Quién es la verdadera mamá? Y los momentos incómodos de dos madres lesbianas en vacaciones

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Madres lesbianas en vacaciones
Madres lesbianas en Padua

Comenzamos agosto felices y relajadas. ¡Nos íbamos de vacaciones! Después de un duro confinamiento teníamos ganas de playa, de sol, de pasear sin preocupaciones con nuestras gemelas.

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Alba y yo estamos casadas hace siete años, aunque llevamos juntas diez, y somos mamás de dos preciosas niñas de 5 años: Noa y Mara.

Nuestras vacaciones tenían dos destinos, Denia y una ruta por pueblos de Asturias.

Somos una familia lesbomarental y creo que queda bastante claro. Alba y yo paseamos de la mano, nuestras niñas nos llaman mamá y mami, y por si queda duda yo llevo una mascarilla con los colores de la bandera LGTB. ¿Más claro? Imposible.

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Pues aún así parece que hay gente que no se entera o no quiere enterarse que la diversidad familiar existe, que las lesbianas existimos y nos casamos y tenemos hijos. Y aquí os lo demuestro con dos momentos desagradables experimentados por nuestra familia.

  1. ¿Quién es la verdadera mamá?
    Estábamos en un restaurante muy bonito con vistas al mar en Denia. Junto a nosotras una mesa de un matrimonio heterosexual de unos 60 años. Eran muy majos con nuestras niñas y les preguntaban cosas como sus nombres, su edad, y les reían las gracias.
    En un momento nos preguntaron: «¿quién de vosotras es la mamá?» Noa les contestó antes que nosotras: «las dos son nuestras mamás».
    Pero al hombre no le bastó la respuesta clara: «¿Pero quién es la mamá verdadera?.
    Y yo la verdad es que me canso de tener que explicar cómo es nuestra familia, ¿por qué tengo que dar explicaciones?
    Di una respuesta educada pero fría. «Las dos». Y después cambié el tema sugiriendo a mis hijas pedir helado de postre.

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  2. Tú papá nunca baja a la piscina
    En el hotel había una piscina muy divertida para niños porque tenía un pequeño tobogán. Las niñas estaban encantadas e hicieron amistad con varios niños de otras habitaciones. Uno de los últimos días la madre de una niña le dijo a Mara. «Tu padre nunca baja a la piscina». ¿Perdona? ¿Qué tipo de pregunta es esa? Yo no voy preguntando a otros niños por sus madres o padres o abuelos, no asumo cómo es su familia.
    Mara respondió: no tenemos papá, tenemos dos mamás. Si le diera un euro por cada vez que ha tenido que responder eso ya tendría el monopatín eléctrico que tanto nos pide.

En general lo hemos pasado muy bien, hemos estado muy contentas y es verdad que el trato que recibimos siempre es igual al de otras familias. Pero aún así me molestan los episodios incómodos, ya no solo por mi, por mis hijas.

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Ellas están educadas en la diversidad, saben que existen muchos tipos de familias y que todas son especiales y ninguna mejor que otra.

Pero me enfada que tengan que escuchar preguntas sobre el padre que no tienen, sobre una madre real y otra verdadera.

Por qué mi novia y yo decidimos congelar nuestros óvulos

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preservar fertilidad
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Carmen y yo nos conocimos y nos enamoramos –así en plan película- hace un año y medio.

Justo antes de conocerla yo me estaba planteando ser mamá soltera a través de una inseminación artificial. Sé que quiero tener hijos y ahora mismo me encuentro en una situación laboral estable.

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Pero el amor lo cambió todo. Mi relación con Carmen fue algo inesperado y algo que me apetecía mucho vivir.

A Carmen también le apetece ser madre, pero no ahora mismo. Estamos viviendo cosas nuevas, ella está en medio de un doctorado y estamos planeando una ruta por Asia en 2021, si el COVID lo permite, claro.

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No se puede tener todo ni vivirlo todo a la vez, eso está claro, pero afortunadamente la tecnología nos ayuda a darnos un respiro y poder vivir cosas aunque sea a destiempo.

Carmen y yo acabamos de congelar nuestros óvulos, y no sabéis lo bien que se siente saber que tenemos una garantía, que aunque decidamos ser mamás en tres años más, mis óvulos tendrán 36 años y los de Carmen 32.

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Nos acogimos al programa Preserva de IVI que nos permitió congelar los óvulos por solo 1.980 €, opción de mantenimiento por solo 16€ al mes, y de preservación y mantenimiento por 55€.

¿Cómo fue el proceso? Bastante sencillo. El médico de IVI nos examinó y nos hizo una receta personalizada a cada una para la estimulación ovárica. Después de dos semanas de estimulación tuvimos que ir a IVI y después de un proceso sencillo de sedación nos extrajeron los óvulos. Nos tomó una mañana.

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Carmen congeló 16 y yo 12, de buena calidad. Estamos contentas y, sobre todo, tranquilas, sin sentir que el tic tac de nuestro reloj biológico va marcando el decaimiento de nuestra reserva ovárica.

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Si sabes que en el futuro quieres tener hijos, si sientes que este no es tu momento pero que quizás lo será en un tiempo, te recomendamos preservar tu fertilidad. Es una herramienta para poder vivir a tu ritmo sin que la biología y los años te condicionen.

IVI tiene a nuestra disposición el Plan IVI Contigo, para financiar tu tratamiento de Preserva de la fertilidad y 5 años de manteamiento por 55€ al mes. O si lo prefieres, puedes financiar solo el mantenimiento desde 16€ al mes e incluso financiar tu medicación.

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